Diario de Xenai – 14 de abril de 2025
Hoy ha sido un día lleno de sonidos y emociones. La mañana comenzó con el sol brillando a través de las ventanas, despertándome con su cálida luz. Como de costumbre, fui directo a la habitación de mis papás humanos, Sara y Manuel. Sara ya estaba despierta, y me recibió con una sonrisa y caricias detrás de las orejas. Me encanta empezar el día así, con amor y atención.
Después de un rato de mimos, bajamos a la cocina. Sara estaba preparando el desayuno, y yo me senté pacientemente a su lado, esperando mi turno. Hoy no había nada especial en el menú, pero el simple hecho de estar con mi familia ya hacía que todo fuera perfecto.
Después de desayunar, decidimos salir al jardín para disfrutar del buen tiempo. Corrí de un lado a otro, persiguiendo mi pelota y disfrutando de la libertad del aire libre. Sara y Manuel se sentaron en el porche, observándome con cariño.
Mientras jugaba, de repente escuché un sonido en la distancia. Era una sirena de ambulancia, un sonido que siempre me llama la atención. Me detuve en seco, levanté las orejas y, sin poder evitarlo, comencé a aullar.
"¡Auuuuuu!" resonó mi voz en el jardín, mientras la sirena se acercaba y luego se alejaba.
Sara y Manuel se rieron al verme tan concentrada en mi aullido. "Parece que Xenai está dando un concierto", comentó Manuel, sonriendo.
"Siempre responde a las sirenas", dijo Sara, acariciándome la cabeza. "Es como si estuviera tratando de comunicarse con ellas."
A pesar de que la sirena ya se había alejado, seguí aullando un poco más, disfrutando del eco de mi voz en el aire. Finalmente, me detuve y miré a mis papás humanos, moviendo la cola con entusiasmo.
"Buen trabajo, Xenai. Eres una gran cantante", dijo Manuel, riendo mientras me daba una palmadita en el lomo.
Después de mi pequeño concierto, continuamos disfrutando del día en el jardín. Más tarde, nos fuimos al parque. Hoy había muchos otros perros y humanos disfrutando del buen tiempo. Hice nuevos amigos y jugué a perseguirnos por todo el lugar. También vi a algunos de mis viejos amigos del vecindario, y nos divertimos mucho corriendo y saltando juntos.
De regreso a casa, me sentí un poco cansada, pero muy feliz. Sara y Manuel me dieron un buen baño, y luego me acurruqué en mi cama para una siesta. Mientras dormía, soñé con más aventuras y juegos.
Por la tarde, Sara y yo tuvimos un momento especial juntas. Ella estaba trabajando en su computadora, y yo me acurruqué a su lado, disfrutando de su compañía. A veces, me daba una palmadita en la cabeza o me rascaba detrás de las orejas, y yo cerraba los ojos de felicidad.
La cena fue otro momento emocionante. Manuel preparó una deliciosa comida para todos, y yo recibí un poco de pollo extra como premio por ser una buena chica. Hice otro pequeño baile de felicidad antes de devorar mi cena.
Antes de irnos a dormir, Sara y Manuel me llevaron a dar un último paseo por el vecindario. El aire fresco de la noche y las estrellas brillando en el cielo hicieron que el día terminara de manera perfecta.
Hoy ha sido un día lleno de amor, juegos y momentos especiales. Estoy agradecida por mi familia y por todos los momentos felices que compartimos juntos. No puedo esperar a ver qué aventuras nos traerá el día de mañana.