Diario de Xenai – 4 de noviembre de 2024
Hoy ha sido un día lleno de sorpresas y aventuras inesperadas. La mañana comenzó con el sol brillando a través de las ventanas, despertándome con su cálida luz. Como de costumbre, fui directo a la habitación de mis papás humanos, Sara y Manuel. Sara ya estaba despierta, y me recibió con una sonrisa y caricias detrás de las orejas. Me encanta empezar el día así, con amor y atención.
Después de un rato de mimos, bajamos a la cocina. Sara estaba preparando el desayuno, y yo me senté pacientemente a su lado, esperando mi turno. Hoy no había nada especial en el menú, pero el simple hecho de estar con mi familia ya hacía que todo fuera perfecto.
Después de desayunar, decidí explorar un poco la casa mientras Sara y Manuel se preparaban para el día. Fue entonces cuando noté una gran caja de cartón en el salón. Estaba llena de cosas que Sara había estado organizando, pero para mí, parecía un nuevo y emocionante lugar para investigar.
"¿Qué es esto?" pensé mientras me acercaba a la caja con curiosidad. Olfateé alrededor y, sin pensarlo dos veces, me metí dentro para explorar. Sin embargo, una vez dentro, me di cuenta de que no era tan fácil salir como había sido entrar.
"¡Oh, no!" ladré suavemente, intentando darme la vuelta en el espacio reducido. La caja se tambaleó un poco, y yo me quedé atrapada, sin poder moverme con facilidad.
En ese momento, Manuel entró en el salón y me vio en mi peculiar situación. "¡Xenai! ¿Qué estás haciendo ahí dentro?" preguntó, riendo mientras se acercaba para ayudarme.
"¡Estoy atrapada!" ladré, moviendo la cola con un poco de vergüenza.
Manuel se agachó y, con cuidado, me ayudó a salir de la caja. "Eres una perrita muy curiosa, ¿verdad? Siempre metiéndote en líos", dijo mientras me acariciaba la cabeza.
Una vez fuera, sacudí mi pelaje y me aseguré de que todo estaba en orden. Aunque había sido un poco embarazoso, no pude evitar sentirme un poco orgullosa de mi pequeña aventura.
Más tarde, decidimos salir al jardín para disfrutar del buen tiempo. Corrí de un lado a otro, persiguiendo mi pelota y disfrutando de la libertad del aire libre. Sara y Manuel se sentaron en el porche, observándome con cariño.
Por la tarde, nos fuimos al parque. Hoy había muchos otros perros y humanos disfrutando del buen tiempo. Hice nuevos amigos y jugué a perseguirnos por todo el lugar. También vi a algunos de mis viejos amigos del vecindario, y nos divertimos mucho corriendo y saltando juntos.
De regreso a casa, me sentí un poco cansada, pero muy feliz. Sara y Manuel me dieron un buen baño, y luego me acurruqué en mi cama para una siesta. Mientras dormía, soñé con más aventuras y juegos.
Por la tarde, Sara y yo tuvimos un momento especial juntas. Ella estaba trabajando en su computadora, y yo me acurruqué a su lado, disfrutando de su compañía. A veces, me daba una palmadita en la cabeza o me rascaba detrás de las orejas, y yo cerraba los ojos de felicidad.
La cena fue otro momento emocionante. Manuel preparó una deliciosa comida para todos, y yo recibí un poco de pollo extra como premio por ser una buena chica. Hice otro pequeño baile de felicidad antes de devorar mi cena.
Antes de irnos a dormir, Sara y Manuel me llevaron a dar un último paseo por el vecindario. El aire fresco de la noche y las estrellas brillando en el cielo hicieron que el día terminara de manera perfecta.
Hoy ha sido un día lleno de amor, juegos y momentos especiales. Estoy agradecida por mi familia y por todos los momentos felices que compartimos juntos. No puedo esperar a ver qué aventuras nos traerá el día de mañana.