Lactancia natural
Las hembras de la especie Canis familiaris. cuando están sanas y bien alimentadas son capaces de criar a casi todos los cachorros habidos en un parto siempre que el número no resulte excesivo y los más débiles sean desplazados por sus hermanos, impidiéndoles recibir la cantidad mínima de leche necesaria para su desarrollo.
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Casi siempre la cantidad de perritos que conforman una camada es función de diferentes variables y de ciertas constantes biológicas. La raza, edad de la madre, vigor de los progenitores, número de acoplamientos ocurridos durante el celo correspondiente, alimentación de la hembra gestante, ejercicio y tipo de vida durante el embarazo, etc.
Las razas consideradas de tamaño medio-grande o grande podrán soportar la lactancia de seis o siete cachorros sin ningún refuerzo especial, salvo el lógico aumento de cantidad, calidad y frecuencia de las raciones que se suministran a la madre, que podrá ajustarse a cuatro o cinco comidas diarias.
Sin embargo, no son infrecuentes partos de más de ocho pequeñuelos, y en algunas razas son casi una regla cierta que requerirá atenciones específicas. En primer lugar, el tamaño y competitividad de los perritos es muy diferente, observándose uno o dos que eligen los pezones más abundantes y apartan a sus hermanos, relegándoles a otras mamas. Asimismo, paralelamente encontramos ejemplares más pequeños y débiles que dificilmente acceden a recibir los cuidados más elementales. Las camadas numerosas deben ser tratadas de forma que todos los animalitos puedan mamar al menos durante los ocho o diez primeros días de vida para recibir los anticuerpos y sustancias que, aportadas por la leche materna, aseguren una inmunización previa contra las enfermedades más frecuentes. Para que todos los pequeños puedan tener las mismas oportunidades, se retirarán por turnos de dos horas los animales excedentes de seis a ocho hasta rotar todos los hermanos. A partir de la semana de edad, puede comenzarse un apoyo con leche maternizada canina, que podremos adquirir en la sociedad canina más cercana a nuestro domicilio o, en su defecto leche maternizada infantil para consumo humano, que se diluirá a los 3/4 de la dosis recomendada para los bebés.
La duración del período de lactancia natural varia entre algo más de un mes y dos meses, siempre que la hembra pueda soportar los agudos pinchazos de los finisimos dientecillos que sus hijos tienen a medida que van creciendo.
Cuando las circunstancias aconsejen reducir el número de cachorritos, nunca deberemos sacrificar los excedentes, sino que se intentará proceder a su crianza a biberón. Los perritos se pondrán en un cajón abrigado, que se mantendrá a unos 37ºC mediante una lámpara de infrarrojos.
Las tomas se repetirán cada dos horas, con una preparación de leche maternizada como la anteriormente descrita.
La limpieza de excrementos y orines se efectúa con un paño suave, seco y templado, con el que se enjuga cuidadosamente el rollizo corpezuelo mientras se procede a cambiar el fondo de la cama, que puede ser de papel higiénico finamente dividido, viruta blanda de madera o trapos viejos para que no se sienta incómodo.
Si se deja a la hembra todos los hijos de una elevada camada es más probable la muerte lenta de los más pequeños o peor dotados, que podrá evitarse con las recomendaciones resenadas anteriormente para que esto no suceda.