Cortes, rozaduras y mordiscos
Tanto cachorros como adultos sufren con cierta frecuencia pequeños accidentes que provocan heridas abiertas de importancia variable. Generalmente la naturaleza de las lesiones o desgarros origina pequeñas hemorragias y los propietarios del animalito se ven desagradablemente sorprendidos ante lo aparatoso de la herida.
/+/+
Lógicamente, la probabilidad de que sucedan estos hechos será muy diferente en función del entorno y tipo de vida de cada animalito, pero incluso los perros ‘de apartamento’ perfectamente mimados y protegidos por sus dueños pueden ser eventualmente agredidos por otro congénere o pisar un trozo de cristal procedente de una botella rota y sufrir consiguientemente el doloroso traumatismo.
Las cortaduras se producen frecuentemente en los pies y extremos de las patas, si bien, pueden afectar a otras partes del cuerpo del animal.
La naturaleza de la herida aconsejará el inmediato traslado del ejemplar a una clínica veterinaria si la hemorragia es muy abundante y no cesa, o cuando a simple vista, la profundidad y extensión del corte nos parece importante. En caso contrario debe procederse a la limpieza de la herida al chorro de agua jabonosa, que se aclarará con agua limpia. Si el corte interesa las almohadillas plantares, se termina «desinfectando’ con agua oxigenada y vendando el pie del animalito.
Cuando la herida se produzca en una zona muy cubierta de pelaje, es conveniente rapar con unas tijeras y posteriormente con una ‘maquinilla’ de afeitar el área afectada para facilitar la curación y evitar enojosas infecciones, pero siempre debemos consultar cuando sea posible al veterinario que tengamos más cerca o al que de forma periódica cuide de nuestro perro.
Mordiscos y rozaduras pueden ocurrir en el momento más inesperado, lejos de la residencia habitual cuando disfrutamos de las vacaciones o en uno de los paseos cotidianos. De idéntica forma, el aspecto de la lesión deberá guiarnos en la visita de urgencia al facultativo o permitirá la consulta posterior. Por mucho que queramos a nuestro ladrador compañero, no debemos caer en la tentación de despertar y hacer levantar de la cama al veterinario en quien confiamos a horas intempestivas de la noche por un mordisco o erosión, que puede ser igualmente curado al día siguiente.
Como en el caso anterior, los primeros auxilios deben correr por nuestra cuenta.
En primer lugar, se limpia con agua abundante y agua oxigenada la zona afectada y se aplica una solución de mercurocromo o tintura de iodo, que pueden sustituirse por polvos antibióticos secantes, si la profundidad de la lesión es superior al centímetro.
Al día siguiente podemos acudir a la consulta correspondiente para recibir los consejos del veterinario.
Generalmente, las rozaduras, erosiones y otras pequeñas agresiones que el perro recibe sobre su cuerpo tienen escasa importancia y son amortiguadas por la capa de pelo protector, pudiendo curar en pocos días, gracias a la propia naturaleza del animal.
Nunca deben aplicarse pomadas tóxicas, ya que los canes instintivamente, limpian sus heridas con lengüetazos repetidos y podrían ingerirlas al tratar de curarse la lesión, provocando a veces, daños mayores que los que se trataban de evitar.
Por este motivo, aunque sólo se pongan sobre la región dañada tinturas ioadas o similares, ha de sujetarse durante unos minutos la cabeza del animal para evitar que pueda lamer de inmediato el producto y anular su efecto.