El collar del perro
Uno de los implementos, casi obligados, del entorno del perro como animal doméstico, es el ‘collar’. Su utilización se remonta a las primitivas civilizaciones que adornaron a los canes con este aditamento por un sentimiento de ‘propiedad’ que caracterizaba de torma inequívoca al perro de cada quién y por una función meramente práctica que permitía la sujeción cómoda del ejemplar impidiéndole atacar a un extraño no hostil o a un animal doméstico. Se especula con diversas teorías sobre la función primitiva del collar que, bien fuere funcional o distintiva de una propiedad, revistió a lo largo de la historia del hombre y del perro un desarrollo paralelo a la selección y registro de las distintas razas caninas.
/+/+
Collares de defensa
Los perros pastores, mastines, molosos y otras razas de guardería y defensa, suelen ser adornados con collares anchos de cuero bien curtido y guarnecidos con púas metálicas. La anchura del collar, suele ser bastante grande para proteger la zona más vulnerable del animal, la garganta, con vista a una defensa en la eventual pelea que pudiera sostener el perro contra los lobos u otros carniceros salvajes. En ejemplares de carácter agresivo y pendenciero se emplean collares reversibles de defensa o ‘castigo’ aptos para proteger al animal de otros congéneres poco tolerantes y permiten a su paseador no ir ‘arrastrado’ por el fogoso can, ya que dando la vuelta al implemento oprimen la garganta del perro impidiendo los ‘tirones’ clásicos.
Collares de Identificación
Suelen consistir en tiras de cuero con una hebilla de acero que se ajustan de forma firme pero holgada al cuello del animalito. Llevan una chapa metálica donde se graba el nombre del perro y teléfono del propietario que permiten una rápida identificación en caso de extravío o accidente. También suelen tener una argolla o anilla que, permite la sujeción a una cadena o traílla.
Collares antiparasitarios
Consisten fundamentalmente en tiras de material plástico poroso impregnado en una sustancia insecticida volátil que se expande, cuando el perro se mueve, alrededor del cuerpo del animal, formando un halo protector contra la aproximación de pulgas, garrapatas y otros parásitos externos. Deben utilizarse de un color semejante al tono del can e ir escondidos alrededor del collar principal.
Collares metálicos de pasador
Especialmente aptos para ejemplares pertenecientes a razas de defensa de pelo corto: boxer, doberman gran danés, etc. Constan de eslabones redondeados y una chapa en la que pueden grabarse los datos de identificación indispensables. Sujetas a la cadena se acortan, sobre el cuello del perro, ejerciendo presión proporcional al tirón del animal, permitiendo así un adiestramiento obligado en la faceta del paseo con correa. Son también insustituibles para ejemplares de piel sensible que, puedan padecer algún tipo de irritación dérmica o alopecia debida a la utilización de los clásicos collares de cuero.
Collares de aviso
Se emplean enjaezados con cascabeles o campanitas, que señalan inequívocamente la presencia del animalito. Muy útiles para razas de pequeño tamaño: pinscher enano, chihuahua, terrier miniatura, etc., que permite la localización auditiva evitando pisotones de consecuencias imprevisibles para estas razas miniatura. Asimismo, sirven para estorbar la eficacia venatoria de perros cazadores que puedan estar libres en un jardín advirtiendo a sus presas eventuales: ardillas, conejos, etc., que huyen al percibir el ‘cascabeleo’.