Preparación y corta del bambú
La utilización decorativa de maderas duras incorruptibles como ornamentos del acuario permite la ‘reconstrucción’ de determinados ambientes, a veces necesarios, para aclimatar algunos peces o inducir su reproducción. Maderas fósiles, incluido el bambú, son materiales de lujo, escasos y prácticamente inasequibles, excepto para una minoría de potentados. Sin embargo, a pesar de la idoneidad de las piedras, que antaño fueran vegetales vivos y que fenómenos geológicos muy especiales sometieron a un ‘sortilegio’ químico, que sustituyó por sílice sus átomos de carbono, hoy día se pueden ‘plastificar’ ciertos troncos, cepas y bambúes, o bien se utilizan tras someterles a determinadas operaciones, en el convencimiento de que tendrán una vida útil limitada, que puede oscilar entre dos y quince años, o más, dependiendo del material originario.
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Las cañas empleadas pertenecen a cualquiera de la veintena de especies del género Bambusa, aunque preferentemente se elijan aquellas que crecen sobre zonas semisumergidas y en las que la acción del agua ya ha ‘curtido’ los tallos lignificados. La caña curada o ‘verde’, segun la especie, se corta utilizando un entrenudo completo y perforando los tabiques transversales de separación que se observan interiormente. Si la longitud del tallo requiere el corte de dos entrenudos hemos de atravesar el tabique interior endurecido con el fin de permitir que el agua del ácuario inunde los espacios huecos y no se produzcan fermentaciones indeseables.
Un corte oblicuo efectuado con una sierra especial y otro perpendicular nos proporcionan trozos muy bien adecuados a su instalación funcional o decorativa.
Cortado y horadado, en su caso, el fragmento deseado debe procederse a hervir completamente el mismo, en varias aguas, hasta que no coloree excesivamente el caldo de la decocción. Las ramillas superiores, finas y ramificadas, son asimismo preciosos auxiliares para los aficionados y pueden también formar parte del conjunto, previo su paso por la depuración del agua hirviendo.
Listo ya el bambú, es más que frecuente su tendencia a flotar y no quedarse en la posición deseada por nosotros dentro del acuario elegido. Para solucionar este aparente problema podemos rellenar en parte con grava o bolas de vidrio el interior de la caña, que previamente habíamos preparado horadando las paredes interiores que taponaban los intersticios al nivel de los nudos de la planta. No conviene taponar completamente con el lastre improvisado los trozos de caña gruesa, sino ajustar el relleno hasta que consigamos el equilibrio deseado, vertical u horizontal, para ofrecer a los peces, e incluso a ciertas plantas, el soporte o refugio necesarios para su desarrollo .
El bambú natural, no plastificado, se va degradando paulatinamente por la lenta acción corrosiva de las aguas de los acuarios y llega un momento en que su superficie se torna porosal ennegrecida y la pared, de casi 1 cm de grosor, puede deshacerse como un papel de fumar de menos de 1 mm de espesor. Esta ‘pudrición’ progresiva no es causa de problemas de contaminación en grandes recipientes, perfectamente equilibrados, y muchas veces contribuye a la formación de aguas ‘envejecidas’, sumamente apropiadas para la cría de algunos peces. El ramaje, fino y ramificado, previamente hervido, se fijará al decorado mediante pinzas de plástico, e incluso con la ayuda de clavos de acero inoxidable, pero generalmente se sujeta solo, enterrándolo parcialmente en la grava del fondo.