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Cria de Peces Y Condiciones Ambientales

La reproducción de los peces

Si exceptuamos las especies vivíparas o más correctamente ovovivíparas, en las cuales los embriones se desarrollan en el interior del cuerpo materno hasta que son liberados al exterior, listos ya para nadar, en la gran mayoría de la Clase Zoológica, que incluye a los peces óseos, la fecundación de los óvulos es externa y ocurre casi simultáneamente al desove de los óvulos maduros por parte de las hembras.

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Son numerosas las especies que se emparejan durante el apareamiento, e incluso establecen núcleos familiares que cuidan y protegen a sus vástagos, como ocurre en gran número de Cíclidos. Los padres más celosos se encuentran en la familia Anabántidos, pues no hay más que recordar a los ‘luchadores de Siam’ que expulsan a su hembra de las inmediaciones del nido de espuma para evitar que la propia madre
devore a los alevines. Otros ‘Haplochromis’ y ‘Tilapia’, pertenecientes a los cíclidos africanos, ofrecen ejemplos de abnegación ilimitada, ya que las hembras o los machos, dependiendo de las especies, guardan en su cavidad bucofaríngea especial los huevos fecundados hasta que los pececillos son capaces de emanciparse, y muchas veces no prueban bocado durante esa etapa para evitar ingerir alguno de sus hijos. Los peces disco alimentan a sus crías con la secreción producida por su propia mucosa epidérmica y así podríamos encontrar gran número de curiosidades en cuanto a la procreación subacuática. También existen otros muchos peces que efectúan la fecundación y desove tras incesantes carreras y persecuciones, quedando la postura abandonada a su suerte, como ocurre en bastantes Carácidos y Ciprínidos.

Influencia de los factores ambientales

Una de las metas del verdadero aficionado a la acuariofilia es la cría de las especies que mantiene cautivas. Pero a pesar de que sean peces de los llamados ‘fáciles’ procedentes de nacimientos ocurridos ya en acuario no llegamos a conseguir la reproducción, ni a ‘cerrar’ el ciclo biológico de la especie.

En sus hábitat originarios, los pececillos están sometidos a cambios estacionales, que influyen en la duración del día, en las temperaturas máximas y mínimas del medio, en la variación de pH y dureza del agua, etc. Algunos peces ‘anuales’ como ciertos Aphyosemion, se ven impelidos a reproducirse al notar un descenso del nivel del agua, acompañado por un aumento de temperatura, y sus huevos requieren reposo
en un sustrato húmedo, fuera del agua y a oscuras.

Por estas causas, cuando deseemos criar con éxito alguna especie, la primera medida ha de consistir en adquirir toda la información que sobre esos peces encontremos en libros y revistas. No debe nunca desdeñarse la descripción pormenorizada de los lugares de origen, pues su climatología nos ayudará a comprender los mecanismos de integración biología-medio ambiente, válidos para la especie.

La maduración sexual de los reproductores puede exigir una suma de factores físicos, químicos y fisiológicos, como pueden ser variaciones de temperatura e iluminación, oscilaciones del pH o DH del agua, alimentación con presas vivas de fondo, de superficie, como larvas de mosquito y adultos de mosca del vinagre, etc.

Todo un mundo de posibilidades se abre ante nuestros ojos, permitiéndonos abordar la fascinante aventura del mundo subacuático, desde nuestra butaca favorita en un rincón de la sala de estar, pero siempre hemos de recordar que la veteranía es un grado en el escalafón y debemos comenzar con huéspedes fáciles antes de adentrarnos en los arcanos acuariófilos.