Artemia Salina

Alimentos de peces


Artemia salina

Crustáceo anostráceo que vive en aguas de las salinas, en la costa de California, en el gran lago salado de Utah y en otros lagos salados del Fezzan, donde es parte de la dieta de los aborígenes. En síntesis, podríamos compararlo como una especie de camarón cuyos huevos desecados son recolectados y vendidos para su incubación, ya que se conservan con vida latente durante mucho tiempo.

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De estos huevos, cuando las condiciones ambientales reúnen distintos requisitos, emergen las jóvenes artemias, que reciben el nombre de nauplius.

Esta forma larvaria primitiva, que tiene tres pares de apéndices y un solo ojo dorsal en posición anterior sin presentar vestigios de segmentación, no se parece casi nada al adulto, pero es móvil y rica en proteínas, muy apta, por tanto, para servir de alimento a nuestros peces tropicales.


Preparación de los nauplius de artemia

Uno o varios envases de vidrio vacíos y bien limpios, del tipo botella de leche de cuello ancho, resultan muy adecuados para criar los mauplius, o primitivas larvas del crustáceo que nos ocupa.

En agua del grifo atemperada y a ser posible desclorada, se disuelve sal marina o sal gorda de cocina a razón de una cucharada sopera colmada por cada litro de agua. Con esta disolución se rellenan las botellas en las que previamente se habrá echado una medida de huevos de artemia que, equivale a medio centímetro cúbico o algo menos. Se instalan los difusores de forma que toquen el fondo de los recipientes para conseguir una ailreación y turbulencia máximas. En estas condiciones, con una temperatura ambiental entre 22 y 25 grados C, al cabo de
las 48 horas habrán eclosionado el 80-90 por 100 de los nauplius del crustáceo. En este medio salino y bien aireado, pueden subsistir con tan alta densidad de población otros dos o tres días más por lo que si consumimos la primera botella de una batería, la renovaremos con la precaución de etiquetarla y así dispondremos de este magnífico alimento vivo durante toda la semana con una batería de sólo dos botellas (tomando una cada dos días), aunque para mayor seguridad es muy útil instalar cuatro botellas como mínimo, ya que a veces si desciende la temperatura, puede retrasarse el nacimiento y privarnos del recambio esperado .

La comprobación de la eclosión de las minúsculas artemias, se efectúa cerrando el mando de entrada de aire (individualizado en cada envase) y sacando el macarrón con el difusor. Más tarde se observa la botella al trasluz y se apreciarán pequeñísimos puntos móviles blanquecinos, así como las cáscaras de los huevos sin eclosionar de color castaño característico. La recogida de estas larvitas puede realizarse por filtrado de todo el contenido de la botella a través de un pañuelo de caballero y la posterior distribución de los acuarios que han de ser cebados. Este sistema presenta el inconveniente de ensuciar la pecera con las cáscaras de los huevos no eclosionados. Otra modalidad más laboriosa y
que no aprovecha todos los nauplius consiste en introducir la botella en un cilindro de papel negro en el que se practica un orificio circular de l centímetro de diámetro a la altura de media botella. Las pequeñas larvas se concentran atraídas por la luz en ese punto y serán posteriormente absorbidas por un sifón y filtradas.

Otros sistemas intermedios permiten al aficionado disponer de un alimento precioso para alevines y adultos de casi todos los peces tropicales de acuario.