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Variabilidad de Los Gatos Persas

Los colores de los gatos persas

Uno de los grupos más populares entre los felinófilos modernos son los denominados persas. Estos gatos deben presentar cuerpo robusto, largo y proporcionado, que se apoye sobre unas extremidades sólidas de escasa longitud.

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La cabeza, maciza y amplia, debe tener cráneo aplanado entre las orejas, stop evidente y nariz chata, mientras los pómulos son anchos y llenos. La cola, gruesa, bien provista de pelo, ha de ser relativamente corta y la capa ha de estar formada por un pelaje suave, denso, de buena longitud, perfectamente liso, con un brillo y textura inigualables.

La coloración del pelaje origina las variedades del grupo a excepción de los ‘chinchilla’ y los ‘cara de pekinés’, que tienen caracteres morfológicos diferentes como estructura de la cabeza, color de los ojos, forma y disposición de las orejas, tamaño, etc.

Para cada una de las variedades ‘de color’ se aconsejan los cruzamientos teóricamente idóneos que permiten obtener esos ejemplares; pero, de hecho, las camadas de persas pueden presentar un gatito de cada color, obteniendo en muchos casos cinco o seis cachorros, que pueden llegar a ser perfectos representantes de otros tantos tipos de ‘persa’.

Exceptuando los rarí­simos ‘jaspeados de marróm’ o ‘tabbys persas’, el rojo uniforme y algunos ‘chinchillas’, que también pueden aparecer como ‘por arte de magia’ en algunas camadas, el resto de colores se presenta con relativa frecuencia en los cruzamientos efectuados entre ejemplares de tipo persa, pero de coloridos diferentes. Por otra parte, es muy frecuente que la tonalidad de los jóvenes cachorros sea completamente distinta del color del pelo definitivo, que aparece a partir del año y medio de edad, de forma que los ejemplares no muy perfectos pueden borrar las marcas descalificadoras convirtiéndose en auténticos campeones, mientras que cachorros teóricamente insuperables llegan a la edad madura ostentando muchas manchas blancas o marcas jaspeadas poco ortodoxas para ser considerados dignos del tipo al que pertenezcan.

Los cruzamientos de machos rojos con hembras carey suelen darnos cachorros rojos y negros de sexo masculino, así­ como hembras carey o rojas, pero también de la unión de azules con rojos podemos obtener crí­as de tonalidades diferentes.

A pesar de los ejemplos citados, la variabilidad probable de una camada, depende no sólo de los colores reales de los padres, sino de los factores genéticos que pueden llevar sin que se manifiesten aparentemente.

Por esta razón, resulta sumamente interesante para los criadores aficionados conocer las caracterí­sticas de los antecesores especificadas en un ‘pedigrí­’ ampliado, en el que se reflejan todas las caracterí­sticas externas de los padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos.

Con todos estos datos y unas cuantas nociones prácticas de genética aplicada, que pueden adquirirse en obras especializadas, podemos prever de forma aproximada el tipo y coloración de los futuros cachorros.

Muchas veces, sin embargo, se cruzan animales cuyas caracterí­sticas pueden inducir cierta variación con objeto de mejorar alguna propiedad morfológica como forma de la cabeza, textura del pelo, etc., obteniendo colores que pueden segregar posteriormente tonalidades sumamente distintas.

Este mundillo de la crí­a de los gatos persas resulta apasionante y su dominio requiere estudio, práctica y afición como bases principales para obtener hermosos ejemplares.