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Eleccion Del Gato

Una decisión estética

Contrariamente a las notables diferencias de carácter y comportamiento que pueden encontrarse en las múltiples razas caninas, los gatos tienen, a pesar de las lógicas variaciones morfológicas, unas pautas etológicas bastante similares. Independencia, poco apego a personas u objetos, sigilo y tendencia al vagabundeo son, tal vez, las constantes felinas más evidentes. Entre razas tan diferentes como el persa blanco y el siamés seal point o el birmano azul y el europeo bicolor, no encontraremos diferencias mayores que las que pueden caracterizar a los propios ejemplares. La elección de acoger un gatito bastardo o un ejemplar de cualquier raza habrá de fundamentarse en diferentes criterios que los de aptitud a un entorno o situación particular. La preferencia personal, basada en razones estéticas o emocionales, sólo tendrá que sopesar detalles mínimos, como la posibilidad de que un determinado ejemplar suelte pelos, si pertenece a los grupos de capa larga, o no soporte climas húmedos, muy cálidos o alguna otra particularidad.

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Damos por supuesta la voluntad firmemente convencida de acoger un animalito al que habremos de cuidar, alimentar, vigilar sanitariamente y por el que, tal vez, será necesario renunciar a un determinado tipo de vacaciones. Cuando el gato haya de convivir con sus amos en un piso de una ciudad, independientemente de su sexo, habrá de ser sometido a la castración, que evite molestias a su propietario, a los vecinos del inmueble y al propio animalito, que podría sufrir de neurosis al no desahogar su violenta sexualidad.

La esmerada pulcritud de estos felinos y su adaptación a ceñirse a las normas ordenadas, casi monótonas, que rigen en una vivienda humana, les convierte en animales domésticos muy adecuados para personas de cierta edad, que no pueden físicamente pasear durante algún tiempo las tres o cuatro veces diarias que necesita el equilibrio de un perro. Además, la tranquilidad, suavidad e independencia de su carácter les permite ocupar un lugar destacado como integrantes del póquer de ases de animales de compañía.


Adopción y adquisición

Si nos hacemos cargo de un gatito abandonado, o aceptamos el regalo de un amigo, no podemos elegir el ejemplar con el que compartiremos probablemente muchos años de nuestra vida. El cachorro ya destetado debe presentar un aspecto sano, sin deformación de la cabeza, ni extremidades posteriores, que son indicativos inequivocos de un mal estado del animalito. Cuando nos decidamos a la compra, si ya tenemos pensada la raza del felino, es preferible recurrir a criadores especializados y asesorarnos de un experto. Una incorrecta sujeción de la cabeza, que parece estar continuamente ladeada, falta de apetito y apatia en el comportamiento, nos harán descontar en una primera selección a esos mininos. Posteriormente, separaremos los pequeños que se ajusten a la forma más precisa posible al estándar de su raza y ya con este pequeño conjunto de posibles elegidos comprobaremos el perfecto funcionamiento de sus sentidos: vista, oido y olfato, que generalmente serán adecuados, por lo que pasaremos a ser los responsables propietarios del gatito, que cumpliendo todos los requisitos previstos nos resulte más simpático y atractivo. El precio, siempre que esté a nuestro alcance, de un determinado ejemplar, hemos de considerarlo en su justa proporción, ya que hay que distribuirlo entre los catorce o quince años de vida probable del minino y no representa demasiado si se compara con los gastos
fijos de alimentación y atención veterinaria.