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El Collar Del Gato

El collar del gato

Generalmente poco utilizado, salvo excepciones, este implemento puede resultar imprescindible para aquellos mininos que gocen de un estado de semilibertad casi total, habitando con sus amos en viviendas unifamiliares o casas de campo e incluso en apartamentos urbanos, de los que se les permite salir por terrazas o ventanas.

El collar es un instrumento de identificación al que se le puede unir una chapa de metal grabada con la dirección o el número de teléfono de su propietario, y de paso sirve para señalar a su portador como animal doméstico que tiene un amo y que lógicamente estará vacunado y cuidado de forma correcta.

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La especial idiosincrasia de estos felinos y su habitual ‘despego’ de sus propietarios puede llevarles a vagabundear lejos del hogar y afincarse en el jardín o patio de otra persona que, regularmente, les ofrezca alimento y caricias. Ejemplares valiosos intrínsecamente o por el cariño que les tenga su amo, podrán ser recuperados al avisar telefónica o epistolarmente el eventual nuevo cuidador a su legítimo dueño, cuando observe la placa grabada.

Por otra parte, si nuestro gato efectúa excursiones por el jardín, bien que no tenga nunca la idea de abandonarnos, su comportamiento de cazador le llevará a capturar y matar pajarillos o roedores silvestres que tal vez no deseemos tengan tan cruel final. El remedio más sencillo es adosar al collar un cascabel, que avisa a sus posibles presas, advirtiéndolas del peligro que corren. También sirve a sus propietarios para localizar por el ‘tintineo’ la ubicación del minino, que, a veces, se introduce en lugares de los que no sabe salir, facilitando su rescate y recuperación.


Estructura del collar para gatos

Todas las peculiaridades de los felinos deben se estudiadas al adoptar el uso de este adminículo, cuyas ventajas son evidentes en todos los casos. Los collares ‘sordos’ destinados a los gatos que deben efectuar trabajos de ‘desratización’ llevarán la placa de identificación pegada a una tira de cuero sólida, de forma que no produzca ningún ruido. Es imprescindible que en todos los casos el collar tenga una tira de cuero suave y otra elástica, que permita en un caso límite zafarse del dogal al animalito, resbalando por la cabeza. Esta banda elástica asegura que los mininos no se ahorquen si se enganchan del collarín y permite su circulación por todo tipo de lugares con peligro.

A veces se utilizan bandas completamente elásticas, que deben quedar perfectamente ajustadas al cuello, pero sin presionarle para no dificultar la respiración del minino.

La anchura del implemento no debe ser excesiva, pero nunca por escasa favorecerá las lesiones o ‘cortes’ producidos en eventuales ‘tirones’.

La correa o traílla que puede engancharse al collar es válida para ejemplares muy bien enseñados o que pertenezcan a razas particularmente adiestrables como los diferentes tipos de siamés, pero generalmente no suelen ser válidas para pasear a nuestros gatos, que prefieren vagabundear a sus anchas explorando ese entorno fascinante anejo a su vivienda. En cualquier caso, la ‘correa’ será delgada, resistente,
preferiblemente de cuero redondeado, que permita la máxima movilidad del animal e incluso su salto a nuestros brazos, si se encuentra en peligro o se asusta, tendrá una longitud media que impida tirones bruscos, pero que posibilite una evolución mínima del gato a nuestro alrededor.