Diario de Xenai – 21 de abril de 2025
Hoy ha sido un día lleno de intentos y risas. La mañana comenzó con el sol brillando a través de las ventanas, despertándome con su cálida luz. Como de costumbre, fui directo a la habitación de mis papás humanos, Sara y Manuel. Sara ya estaba despierta, y me recibió con una sonrisa y caricias detrás de las orejas. Me encanta empezar el día así, con amor y atención.
Después de un rato de mimos, bajamos a la cocina. Sara estaba preparando el desayuno, y yo me senté pacientemente a su lado, esperando mi turno. Hoy no había nada especial en el menú, pero el simple hecho de estar con mi familia ya hacía que todo fuera perfecto.
Después de desayunar, decidí explorar un poco la casa mientras Sara y Manuel se preparaban para el día. Fue entonces cuando noté una silla en el comedor que parecía un lugar perfecto para observar todo desde una nueva perspectiva. Decidí que quería subirme a ella.
"¿Qué estás haciendo, Xenai?" preguntó Manuel al verme inspeccionar la silla.
"Quiero subir", pensé, moviendo la cola con determinación.
Me acerqué a la silla y di un pequeño salto, pero no logré llegar hasta el asiento. Lo intenté de nuevo, esta vez con más impulso, pero mis patas traseras no lograron alcanzar el borde. Manuel, que estaba observando, se rió suavemente.
"Vamos, Xenai, tú puedes", me animó, aunque sabía que era un desafío para mí.
Sara entró en la habitación y vio mis intentos. "¿Intentando ser una perrita escaladora?" preguntó con una sonrisa.
"Sí, pero es más difícil de lo que parece", ladré, todavía decidida a intentarlo una vez más.
Con un último esfuerzo, di otro salto, pero esta vez, mis patas delanteras resbalaron y terminé de nuevo en el suelo. Me senté, un poco frustrada pero también divertida por el desafío.
"Está bien, Xenai. No necesitas subir a la silla para ser especial", dijo Sara, agachándose para acariciarme.
Decidí que tal vez la silla no era el mejor lugar para mí, al menos por ahora. En lugar de eso, me acurruqué en mi cama, que siempre es cómoda y acogedora.
Más tarde, salimos al jardín para disfrutar del buen tiempo. Corrí de un lado a otro, persiguiendo mi pelota y disfrutando de la libertad del aire libre. Sara y Manuel se sentaron en el porche, observándome con cariño.
Por la tarde, nos fuimos al parque. Hoy había muchos otros perros y humanos disfrutando del buen tiempo. Hice nuevos amigos y jugué a perseguirnos por todo el lugar. También vi a algunos de mis viejos amigos del vecindario, y nos divertimos mucho corriendo y saltando juntos.
De regreso a casa, me sentí un poco cansada, pero muy feliz. Sara y Manuel me dieron un buen baño, y luego me acurruqué en mi cama para una siesta. Mientras dormía, soñé con más aventuras y juegos.
La cena fue otro momento emocionante. Manuel preparó una deliciosa comida para todos, y yo recibí un poco de pollo extra como premio por ser una buena chica. Hice otro pequeño baile de felicidad antes de devorar mi cena.
Antes de irnos a dormir, Sara y Manuel me llevaron a dar un último paseo por el vecindario. El aire fresco de la noche y las estrellas brillando en el cielo hicieron que el día terminara de manera perfecta.
Hoy ha sido un día lleno de amor, juegos y momentos especiales. Estoy agradecida por mi familia y por todos los momentos felices que compartimos juntos. No puedo esperar a ver qué aventuras nos traerá el día de mañana.