Diario de Xenai – 21 de octubre de 2024
Hoy ha sido un día lleno de desafíos y diversión. La mañana comenzó con el sol brillando a través de las ventanas, despertándome con su cálida luz. Como de costumbre, fui directo a la habitación de mis papás humanos, Sara y Manuel. Sara ya estaba despierta, y me recibió con una sonrisa y caricias detrás de las orejas. Me encanta empezar el día así, con amor y atención.
Después de un rato de mimos, bajamos a la cocina. Sara estaba preparando el desayuno, y yo me senté pacientemente a su lado, esperando mi turno. Hoy no había nada especial en el menú, pero el simple hecho de estar con mi familia ya hacía que todo fuera perfecto.
Después de desayunar, Sara decidió que era un buen momento para hacer un poco de limpieza en la casa. Mientras ella organizaba algunas cosas en la cocina, yo exploraba el salón, buscando algo interesante que hacer. Fue entonces cuando noté algo en la mesa del comedor: una golosina deliciosa que estaba fuera de mi alcance.
"¡Oh, eso se ve delicioso!" pensé, moviendo la cola con entusiasmo. Me acerqué a la mesa y me puse de puntillas, tratando de alcanzar la golosina con mi hocico. Pero, por más que lo intentaba, no podía llegar a ella.
Sara entró en el salón y me vio esforzándome. "¿Qué estás haciendo, Xenai?" preguntó con una sonrisa.
"¡Quiero esa golosina!" ladré, mirándola con ojos suplicantes.
Sara se rió y se acercó a mí. "Eres muy lista, pero a veces necesitas un poco de ayuda", dijo mientras tomaba la golosina de la mesa y me la daba. "Aquí tienes, te la has ganado por ser tan persistente."
Tomé la golosina con gratitud y la disfruté al máximo. El sabor era increíble, y cada bocado me hacía sentir más feliz. Después de terminar, me acerqué a Sara y le di un lametón en la mano para agradecerle.
Más tarde, decidimos salir al jardín para disfrutar del buen tiempo. Corrí de un lado a otro, persiguiendo mi pelota y disfrutando de la libertad del aire libre. Sara y Manuel se sentaron en el porche, observándome con cariño.
Por la tarde, nos fuimos al parque. Hoy había muchos otros perros y humanos disfrutando del buen tiempo. Hice nuevos amigos y jugué a perseguirnos por todo el lugar. También vi a algunos de mis viejos amigos del vecindario, y nos divertimos mucho corriendo y saltando juntos.
De regreso a casa, me sentí un poco cansada, pero muy feliz. Sara y Manuel me dieron un buen baño, y luego me acurruqué en mi cama para una siesta. Mientras dormía, soñé con más aventuras y juegos.
Por la tarde, Sara y yo tuvimos un momento especial juntas. Ella estaba trabajando en su computadora, y yo me acurruqué a su lado, disfrutando de su compañía. A veces, me daba una palmadita en la cabeza o me rascaba detrás de las orejas, y yo cerraba los ojos de felicidad.
La cena fue otro momento emocionante. Manuel preparó una deliciosa comida para todos, y yo recibí un poco de pollo extra como premio por ser una buena chica. Hice otro pequeño baile de felicidad antes de devorar mi cena.
Antes de irnos a dormir, Sara y Manuel me llevaron a dar un último paseo por el vecindario. El aire fresco de la noche y las estrellas brillando en el cielo hicieron que el día terminara de manera perfecta.
Hoy ha sido un día lleno de amor, juegos y momentos especiales. Estoy agradecida por mi familia y por todos los momentos felices que compartimos juntos. No puedo esperar a ver qué aventuras nos traerá el día de mañana.