Diario de Xenai – 2 de junio de 2025
Hoy ha sido un día lleno de tranquilidad y momentos adorables. La mañana comenzó con el sol brillando a través de las ventanas, despertándome con su cálida luz. Como de costumbre, fui directo a la habitación de mis papás humanos, Sara y Manuel. Sara ya estaba despierta, y me recibió con una sonrisa y caricias detrás de las orejas. Me encanta empezar el día así, con amor y atención.
Después de un rato de mimos, bajamos a la cocina. Sara estaba preparando el desayuno, y yo me senté pacientemente a su lado, esperando mi turno. Hoy no había nada especial en el menú, pero el simple hecho de estar con mi familia ya hacía que todo fuera perfecto.
Después de desayunar, decidimos salir al jardín para disfrutar del buen tiempo. Corrí de un lado a otro, persiguiendo mi pelota y disfrutando de la libertad del aire libre. Sara y Manuel se sentaron en el porche, observándome con cariño.
Después de un buen rato de juego, comencé a sentirme un poco cansada. El sol estaba en su punto más alto, y el calor me invitaba a buscar un lugar fresco para descansar. Encontré un rincón sombreado en el jardín y me tumbé en el césped, sintiendo la brisa suave en mi pelaje.
Mientras me relajaba, mis ojos comenzaron a cerrarse lentamente. El sonido de las hojas moviéndose con el viento y el canto de los pájaros me arrullaron en un sueño profundo y reparador. Sin darme cuenta, mi lengua se deslizó fuera de mi boca mientras dormía, colgando de manera graciosa.
Sara, que había estado observando desde el porche, se acercó y sonrió al verme. "Mira a Xenai, está tan relajada que hasta saca la lengua mientras duerme", comentó a Manuel, riendo suavemente.
"Es adorable", respondió Manuel, tomando su teléfono para capturar el momento en una foto. "Siempre sabe cómo hacernos sonreír."
Me desperté un poco más tarde, sintiéndome renovada y lista para más aventuras. Me levanté, sacudiendo el sueño de mi pelaje, y me acerqué a Sara y Manuel, moviendo la cola con entusiasmo.
"¿Has tenido una buena siesta, Xenai?" preguntó Sara, acariciándome la cabeza.
"Sí, gracias", ladré suavemente, disfrutando de su atención.
Por la tarde, nos fuimos al parque. Hoy había muchos otros perros y humanos disfrutando del buen tiempo. Hice nuevos amigos y jugué a perseguirnos por todo el lugar. También vi a algunos de mis viejos amigos del vecindario, y nos divertimos mucho corriendo y saltando juntos.
De regreso a casa, me sentí un poco cansada, pero muy feliz. Sara y Manuel me dieron un buen baño, y luego me acurruqué en mi cama para otra siesta. Mientras dormía, soñé con más aventuras y juegos.
La cena fue otro momento emocionante. Manuel preparó una deliciosa comida para todos, y yo recibí un poco de pollo extra como premio por ser una buena chica. Hice otro pequeño baile de felicidad antes de devorar mi cena.
Antes de irnos a dormir, Sara y Manuel me llevaron a dar un último paseo por el vecindario. El aire fresco de la noche y las estrellas brillando en el cielo hicieron que el día terminara de manera perfecta.
Hoy ha sido un día lleno de amor, juegos y momentos especiales. Estoy agradecida por mi familia y por todos los momentos felices que compartimos juntos. No puedo esperar a ver qué aventuras nos traerá el día de mañana.