Diario de Xenai – 23 de septiembre de 2024
Hoy ha sido un día lleno de momentos deliciosos y mucha diversión. La mañana comenzó con el sol brillando a través de las ventanas, despertándome con su cálida luz. Como de costumbre, fui directo a la habitación de mis papás humanos, Sara y Manuel. Sara ya estaba despierta, y me recibió con una sonrisa y caricias detrás de las orejas. Me encanta empezar el día así, con amor y atención.
Después de un rato de mimos, bajamos a la cocina. Sara estaba preparando el desayuno, y yo me senté pacientemente a su lado, esperando mi turno. De repente, noté un aroma delicioso que venía de la estufa. ¡Era algo especial! Sara estaba cocinando un poco de tocino y huevos, y el olor me hizo salivar de inmediato.
"Buenos días, Xenai. ¿Estás lista para un desayuno especial?" dijo Sara con una sonrisa.
"¡Sí, sí, sí!" pensé mientras movía la cola con entusiasmo. No podía esperar a probar ese delicioso manjar. Cuando finalmente puso un pequeño trozo de tocino en mi cuenco, no pude evitar relamerme repetidamente. El sabor era increíble, y cada bocado me hacía querer más.
Después de disfrutar de mi desayuno, salimos al jardín para jugar un rato. Manuel se unió a nosotras y lanzamos la pelota una y otra vez. Corrí con todas mis fuerzas, sintiendo el viento en mi pelaje y la hierba bajo mis patas. No hay nada que disfrute más que estos momentos de juego al aire libre con mi familia.
Más tarde, nos fuimos al parque. Hoy había muchos otros perros y humanos disfrutando del buen tiempo. Hice nuevos amigos y jugué a perseguirnos por todo el lugar. También vi a algunos de mis viejos amigos del vecindario, y nos divertimos mucho corriendo y saltando juntos.
De regreso a casa, me sentí un poco cansada, pero muy feliz. Sara y Manuel me dieron un buen baño, y luego me acurruqué en mi cama para una siesta. Mientras dormía, soñé con más aventuras y juegos.
Por la tarde, Sara y yo tuvimos un momento especial juntas. Ella estaba trabajando en su computadora, y yo me acurruqué a su lado, disfrutando de su compañía. A veces, me daba una palmadita en la cabeza o me rascaba detrás de las orejas, y yo cerraba los ojos de felicidad.
La cena fue otro momento emocionante. Manuel preparó una deliciosa comida para todos, y yo recibí un poco de pollo extra como premio por ser una buena chica. Hice otro pequeño baile de felicidad antes de devorar mi cena.
Antes de irnos a dormir, Sara y Manuel me llevaron a dar un último paseo por el vecindario. El aire fresco de la noche y las estrellas brillando en el cielo hicieron que el día terminara de manera perfecta.
Hoy ha sido un día lleno de amor, juegos y momentos especiales. Estoy agradecida por mi familia y por todos los momentos felices que compartimos juntos. No puedo esperar a ver qué aventuras nos traerá el día de mañana.