Ocas en cautividad
Las variedades domésticas de gansos y ánsares han sido seleccionadas por el hombre con fines de abastecimiento, para utilizar su carne e incluso obtener productos como el ‘foie-gras’. Dejando aparte las consideraciones proteccionistas que nos llevarían a condenar la práctica abominable de cebar continuamente a los gansos hasta producirles una hipertrofia hepática necesaria para conseguir estos hígados que se consumen en las más selectas mesas del mundo y matizando que comprendemos necesario el sacrificio limpio y sin dolor de los animales que han de servir para nuestro alimento, pero sin martirizar a los seres que cuidamos con este fin, únicamente abordaremos los aspectos de manejo encaminados al mantenimiento de estos anseriformes para nuestro recreo y ornamentación de lagunas o de grandes jardines.
El número de ocas que podremos albergar en cada caso dependerá muy directamente de la disponibilidad de espacio de parque, lámina de agua y cobertizos. No obstante. la relación jerárquica que preside los colectivos de los gansos aconseja mantener grupos constituidos por un macho adulto, con cinco o seis hembras de su misma especie v variedad.
La formación de estos bandos puede conseguirse uniendo ejemplares jóvenes ya sexados o mediante la cría conjunta de una numerosa bandada, en la que se irán diferenciando progresivamente los animalitos.
La distinción del sexo en los jóvenes de corta edad es todo un arte, en el que los orientales cuentan con verdaderos maestros. Un avicultor experto podrá muchas veces separar machos y hembras con un pequeño margen de error que, sin embargo, habrá de tenerse en cuenta. El ganso recién nacido se diferencia mediante el examen de la cloaca, asiendo al pequeñuelo para mantenerle boca abajo, mientras que con el índice y pulgar de la otra mano se abre el orificio anal. Los machos suelen presentar una pequeña protuberancia de la que carecen las hembras. La separación de sexos en ánsares adultos que no presenten dimorfismo externo aparente es mucho más laboriosa y suele precisar, al menos, la colaboración de dos personas; una de ellas sujeta con cuidado, pero firmemente, al ave, manteniendo el vientre hacia arriba, mientras el experto abre el orificio cloacal para examinar el aspecto interno, que en los machos es liso, turgente y de color rosado claro, siendo en las hembras de un tono más rojizo, con la mucosa floja, ligeramente replegada.
Formado ya el grupo, si el macho muere su sustitución se efectuará cuidadosamente, ohservando la compatibilidad entre los miembros del nuevo harén. Cuando deseemos incluir otra hembra en la familia, bien sea para sustituir una baja o simplemente por considerar escaso el grupo, hay que proceder con un tacto increíble, para que el nuevo animalito se integre en el cerrado y jerarquizado orden que mantienen estos ánsares. La hembra se mantendrá aislada por una malla metálica, pero a la vista de las otras aves. Al cabo de unos días se quita la reja separadora, vigilando que no se produzcan ataques colectivos hacia la recién venida, pero dejando que se establezca la nueva escala de dominancia en esa pequeña sociedad.
La limpieza de cobertizos se facilita cubriendo los mismos con paja limpia, mejor esterilizada, que se barre y sustituye con una periodicidad no superior a una semana, aprovechando los momentos en que los gansos se encuentran en el érea de parque o nadando en la laguneta correspondiente. Los cobertizos ‘de obra’ pueden ser encalados y ‘desinfectados’ cada dos o tres meses.
Ocas en cautividad
Las variedades domésticas de gansos y ánsares han sido seleccionadas por el hombre con fines de abastecimiento, para utilizar su carne e incluso obtener productos como el ‘foie-gras’ Dejando aparte las consideraciones proteccionistas que nos llevarían a condenar la práctica abominable de cebar continuamente a los gansos hasta producirles una hipertrofia hepática necesaria para conseguir estos hígados que se consumen en las más selectas mesas del mundo y matizando que comprendemos necesario el sacrificio limpio y sin dolor de los animales que han de servir para nuestro alimento, pero sin martirizar a los seres que cuidamos con este fin, únicamente abordaremos los aspectos de manejo encaminados al mantenimiento de estos anseriformes para nuestro recreo y ornamentación de lagunas o de grandes jardines
El número de ocas que podremos albergar en cada caso dependerá muy directamente de la disponibilidad de espacio de parque, lámina de agua y cobertizos/+/+ No obstante la relación jerárquica que preside los colectivos de los gansos aconseja mantener grupos constituidos por un macho adulto, con cinco o seis hembras de su misma especie v variedad
La formación de estos bandos puede conseguirse uniendo ejemplares jóvenes ya sexados o mediante la cría conjunta de una numerosa bandada, en la que se irán diferenciando progresivamente los animalitos
La distinción del sexo en los jóvenes de corta edad es todo un arte, en el que los orientales cuentan con verdaderos maestros Un avicultor experto podrá muchas veces separar machos y hembras con un pequeño margen de error que, sin embargo, habrá de tenerse en cuenta El ganso recién nacido se diferencia mediante el examen de la cloaca, asiendo al pequeñuelo para mantenerle boca abajo, mientras que con el índice y pulgar de la otra mano se abre el orificio anal Los machos suelen presentar una pequeña protuberancia de la que carecen las hembras La separación de sexos en ánsares adultos que no presenten dimorfismo externo aparente es mucho más laboriosa y suele precisar, al menos, la colaboración de dos personas; una de ellas sujeta con cuidado, pero firmemente, al ave, manteniendo el vientre hacia arriba, mientras el experto abre el orificio cloacal para examinar el aspecto interno, que en los machos es liso, turgente y de color rosado claro, siendo en las hembras de un tono más rojizo, con la mucosa floja, ligeramente replegada
Formado ya el grupo, si el macho muere su sustitución se efectuará cuidadosamente, ohservando la compatibilidad entre los miembros del nuevo harén Cuando deseemos incluir otra hembra en la familia, bien sea para sustituir una baja o simplemente por considerar escaso el grupo, hay que proceder con un tacto increíble, para que el nuevo animalito se integre en el cerrado y jerarquizado orden que mantienen estos ánsares La hembra se mantendrá aislada por una malla metálica, pero a la vista de las otras aves Al cabo de unos días se quita la reja separadora, vigilando que no se produzcan ataques colectivos hacia la recién venida, pero dejando que se establezca la nueva escala de dominancia en esa pequeña sociedad
La limpieza de cobertizos se facilita cubriendo los mismos con paja limpia, mejor esterilizada, que se barre y sustituye con una periodicidad no superior a una semana, aprovechando los momentos en que los gansos se encuentran en el érea de parque o nadando en la laguneta correspondiente Los cobertizos ‘de obra’ pueden ser encalados y ‘desinfectados’ cada dos o tres meses
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