Suaves y resistentes
Características del grupo zoológico que configura la clase ‘Aves’, las plumas son formaciones cutáneas especialísimas, de estructura córnea, que nacen de papilas y folículos subepidérmicos distribuidos por determinadas zonas del cuerpo del animal. Según la forma y constitución, se clasifican en filoplumas de aspecto delgado, alargado con algunas barbas en su extremo, plúmulas suaves, interiores, de raquis corto con pocas barbas y plumas verdaderas granúes, exteriores, con diferentes y complejas funciones, así como complicada estructura.
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A pesar de que casi todas las aves parecen totalmente recubiertas de estas auténticas ‘escamas transformadas’, a excepción de los ojos, el pico y las patas, solamente los pingüinos y otros grupos como los ranfástidos, están literalmente revestidos de plumas por toda la superficie corporal.
Las plumas sirven a sus poseedores como protección de los agentes exteriores, les permiten la facultad de volar y son absolutamente esenciales para esas especies, procedentes, al parecer en la escala evolutiva, de primitivos reptiles que supieron conquistar el medio aéreo de nuestro planeta.
Un fenómeno repetido
Las agresiones medio ambientales de toda índole producen un desgaste o deterioro normal en los tegumentos exteriores de todos los seres vivos. De análoga forma, las plumas, tan delicadas y específicas, envejecen o se estropean y han de ser renovadas por las aves. El fenómeno del cambio se llama vulgarmente ‘muda’ y se produce periódicamente o regularmente a lo largo de la vida de estos animales. Muchos aficionados aseguran erróneamente, para enfatizar la importancia del proceso, que la edad de un pájaro no debe determinarse por los meses o años transcurridos desde su nacimiento, sino por el número de veces que han cambiado de pluma.
Algunas especies cambian de pluma dos o tres veces al año, pero lo normal es que este fenómeno se produzca una vez cada año con una duración variable, según el tipo de ave, desde algo más de un mes hasta casi tres meses completos. De forma ininterrumpida o con alguna pausa, dependiendo de las especies, las plumas viejas caen poco a poco, siendo progresivamente sustituidas por las nuevas y flamantes formaciones córneas modificadas.
Muchos pájaros se muestran especialmente frágiles y delicados en este período, mientras otros, como cisnes y algunos patos, pierden la facultad de volar. Para muchas aves cautivas la renovación del plumaje constituye la época más crítica respecto a su salud o supervivencia, y debe ser ‘ayudada’, en lo posible mediante dietas especiales o condiciones ambientales precisas.
La muda en jaulas o pajareras
A excepción de tejedores, viudas, bengalíes y otros pinzones exóticos cuyos machos con plumaje ‘de cortejo’ cambian de librea al menos dos veces por año, la mayoría de aves de jaula sufren esta renovación una sola vez cada temporada.
La separación a tiempo de parejas reproductoras, administración de dietas ricas en gluten y proteínas animales, así como en verdura fresca y el acortamiento ‘artificial’ del día, reduciendo las horas de luz, contribuyen a acelerar la muda y disminuir sus riesgos. Nunca deben exponerse a las corrientes de aire las aves ‘cambiando la pluma’, y en caso de tardanza se cubrirá la jaula con un paño de fieltro negro dejándola ‘destapada’ algunos minutos durante seis veces al día, de forma que el pajarillo pueda comer y beber.