Flores, frutos y semillas
Las Fanerógamas son las plantas más evolucionadas de la escala botánica, poseen órganos sexuales diferenciados, agrupados en flores y se reproducen por semillas.
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Tras la fecundación del óvulo femenino por el polen correspondiente a los órganos masculinos, se origina un embrión, que se va desarrollando en el interior del propio óvulo transformado en semilla hasta la madurez, momento en el que se ‘congelan’ las funciones vitales de la auténtica semilla quedando en un estado latente, obligado o facultativo, hasta que se den las condiciones precisas para originar una nueva planta completa o su poder germinativo se disipe si no ocurren éstas. Los frutos son órganos transformados de los tejidos del ovario clásicos de las Angiospermas, que crecen encerrando y protegiendo a las semillas que, en este caso, no se desarrollan en contacto con el medio ambiente, como corresponde al grupo conocido como Gimnospermas. Los frutos pueden contener una o varias semillas y contribuyen tanto a la protección de las mismas como a la eventual dispersión y siembra.
Alimento de aves granívoras
Muchos de los pájaros que mantenemos en cautividad para solazarnos con sus trinos, su colorido o con el estudio de sus complicadas costumbres se alimentan total o parcialmente de las semillas de numerosos vegetales e incluso de las jóvenes plántulas a las que da origen la germinación de dichas semillas. La riqueza alimenticia de los granos secos ‘latentes’ de vegetales, como el trigo, cáñamo, alpiste, nabina, etc., es indispensable ya que en la semilla se concentran las sustancias más energéticas capaces de iniciar una copia miniatura de la planta madre.
Ahora bien, la plántula jóven, todavía indiferenciada que se comienza a formar cuando la semilla ha encontrado las condiciones necesarias para su ‘despertar’, contiene una respetable cantidad de agua, así como otros componentes muy activos sintetizados por los primordios embrionarios de la futura unidad botánica.
Ya hemos indicado, en muchos casos, la conveniencia de suministrar a las aves cautivas semillas germinadas como complemento dietético.
Obtención de semillas germinadas
Para cualquier aficionado resulta sencillisimo ‘fabricarse’ estos alimentos complementarios e incluso existen en los comercios especializados pequeños recipientes llamados ‘germinadores’, como el que ilustra la fotografía. Estas diminutas macetitas de material plástico se llenan con un material inerte y esterilizado para impedir el desarrollo de hongos y mohos indeseables. Esta sustancia porosa, en este caso vermiculita, que a guisa de falsa tierra rodea los granos de las semillas elegidas, se embebe de agua.
La ‘siembra’ se efectúa a una profundidad pequeña cubriendo con menos de un dedo de vermiculita o el sustrato que utilicemos en cada caso. Sin encharcar el pocillo se riega hasta saturación, manteniendo el conjunto a una temperatura de 22 a 25º C. A los pocos días, según las especies de semillas enterradas, veremos cómo apuntan amarillentas las primeras hojitas.
Tapando con la cubierta enrejada el recipiente, se introducirá directamente en el jaulón y las aves pueden extraer fácilmente las ricas plántulas.
La germinación puede hacerse también en bandejas con tierra, como una siembra tradicional lo que es válido para pajareras exteriores, pero en jaulas normales los pájaros al sacar la plantita esparcen la tierra manchando y ensuciando el entorno.