Faisanes: Aves Exoticas

Los faisanes en cautividad

Con este sobrenombre se conocen numerosas aves, de colores generalmente vistosos en los machos, que, sin embargo, suelen tornarse pardos y apagados en las hembras de casi todas las especies. Originarios del continente asiático salvo contadas excepciones, han sido objeto de cría artificial y aclimatación, hasta el punto que el faisán común Phasianus colchicus es hoy una pieza de caza más corriente en Europa o Norteamérica que en su primitiva patria de origen.

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El tamaño de estas galliformes suele ser considerable con una longitud que en los machos oscila entre 70 y 120 cm, si bien existen los récords del faisán de lady Amherst (Chrysolophus amhershae), con 1,5 m de longitud asi como el todavia mayor 'venerado' (Syrmahcus reevisi), que puede superar los 2 m.

Generalmente tienen cabeza pequeña, con pico muy fuerte y excrescencias, carúnculas o adornos plumosos más abundantes y coloreados en los machos. El cuerpo, robusto, cubierto de plumas, y las alas no excesivamente largas, más bien redondeadas, junto con las patas, poderosas, de aves esencialmente andadoras, completan un somero 'retrato robot' del grupo que nos ocupa. Los espolones, largos y afilados en las patas de los machos, pueden emplearse en los ritualizados combates que preceden a la reunión de un grupo de hembras durante el período de celo, ya que generalmente son aves polígamas, en las que la nidificación, incubación y cuidado de los polluelos corresponde, salvo excepciones, exclusivamente a las hembras.


Alojamientos para faisanes

La necesidad de espacio es, sin duda, condición cada dia más restrictiva para el mantenimiento de estas aves y su eventual reproducción en las especies que crían en cautividad. Los recintos individuales han de disponer de una superficie no inferior a 6 m2, de los que la mitad o la tercera parte deben estar cubiertos lateralmente y techados. Los machos pueden mantenerse aislados, excepto durante la época de celo, mientras que las hembras permiten su agrupamiento fuera de la incubación .

Las grandes pajareras exteriores no deben aprovecharse para faisanes, excepto para ejemplares muy mansos, habituados a la cautividad y que no alboroten con sus voladas al resto de los inquilinos.


Reproducción

Ciñéndonos exclusivamente a las especies no tropicales, que resisten moderadamente bien los inviernos fríos, habremos de tener en cuenta que no todas se reproducen cautivas, y aún en el caso de aquellas que sí lo hacen, es imprescindible dotarlas de unas instalaciones mínimas así como una dieta con frecuencia bastante específica. El faisán común, el dorado chino, el plateado o el mikado deben disponer de grupos integrados por un macho y tres o cuatro hembras de su misma especie.

Los jaulones, con una altura no superior a los 170 cm, pueden comunicarse de manera que el macho se rodee de su harén, y tras la cópula comprobada, se pueden separar las hembras, que en una depresión de su recinto semioculta con broza, paja y arbustos, preparan el somero nido, donde efectúan la puesta. Si la especie es valiosa suele ser aconsejable sustituir la postura confiándola a una buena gallina clueca o a una incubadora artificial. Los pequeños, tras la eclosión, deben recibir una dieta menuda, muy rica en proteínas, a base de yema de huevo duro, ninfas de hormiga y pupas de mosca de la fruta o mosca del vinagre. Permanecerán en recintos calentados con lámparas de infrarrojos, que aseguren una temperatura de 37-38 ºC.