Adaptación al nuevo hogar
Cuando adquirimos cualquier avecilla y la transportamos a nuestra casa con impaciencia, cometemos a menudo el error de situarla de inmediato en la jaula, pajarera o aviario, que para ella tenemos preparado, soltando el animalito en un habitáculo extraño, aunque reúna preferentemente las más refinadas ‘comodidades’ para toda la especie.
Incluso los tradicionales y domésticos canarios precisan un tiempo previo de aclimatación, que no solemos concederles, cuanto más otros pajarillos que han sido transportados o importados en fechas no demasiado lejanas y en el mejor de los casos habrán sufrido una breve cuarentena en el comercio minorista.
/+/+Los granívoros y otras aves recién capturadas requieren un período de habituación al cautiverio, que por sus características puede inducir enormes tasas de mortalidad y debe tener otro tratamiento completamente diferente. En lugar donde coloquemos al recién llegado debe ser recogido, iluminado, pero no en exceso y nunca al sol directo, de forma que paulatinamente pueda integrarse a su domicilio. Si el pajarillo ha de formar parte de un conjunto alojado en un gran jaulón o habitación pajarera, ha de ser, en principio,recluido en una jaula, cuya puerta dejemos abierta dentro de la pajarera para que por sí mismo salga de su encierro reuniéndose con sus compañeros de cautiverio.
Tratamiento de especies sensibles
Casos especiales pueden presentarse al adquirir ciertas psitaciformes, algunos pinzones exóticos, muchos insectívoros y casi todos los colibries o nectarínidos.
Las aves no pueden resistir muchas horas sin comer, ni mucho menos sin beber, peculiaridad cuya explicación puede encontrarse en la relación existente entre el tamaño relativamente reducido, comparado con el metabolismo alto que produce un desgaste energético considerable.
Gracias a estas características, las aves delicadas pueden ingerir con el agua de la bebida un antibiótico suave, previamente disuelto, que actúe como ‘anti-stress’.
La comida se presentará cerca de los comederos definitivos, pero lo más visible que se pueda, a fin de estimular el apetito del ave e inducirla a alimentarse.
Las deyecciones de las aves son auténticos termómetros de la salud de los pájaros. Estas deben tener la textura y color correctos, ya que cualquier variación debe interpretarse, al menos, como un aviso. El interior de jaulones y pajareras, además de estar muy limpio, debe decorarse con suma atención. Un exceso de plantas arbustivas, demasiado ramaje o la existencia de numerosos recovecos y escondrijos, favorecerán la limpieza de los huéspedes huidizos que se hacen más ariscos, no dejándose ver e intentando ocultarse la mayoría de las veces de la vista de sus anfitriones.
La disposición de las perchas, también llamadas posaderos, tiene gran importancia y resulta fundamental en jaulas de pequeño tamaño, individuales o de cría. Su situación relativa debe ser tal que permita los mayores deplazamientos de los alados usuarios con el menor esfuerzo, asegurando, además, que puedan mantener una postura cómoda, sin peligro de rozar con el techo ni con el suelo.
Los posaderos situados muy cerca del suelo contribuyen a ‘pelar’ la cola de algunas especies por el continuo rozamiento de las plumas rectrices contra la arena o la superficie del fondo e impiden, por tanto, la conservación del plumaje, afeando el aspecto del pájaro.