Las extremidades del perro
Las características morfológicas y fisiológicas de los canes permiten la calificación de carnivoros digitígrados, que solamente se apoyan sobre los dedos para caminar o correr, dotados de cinco dedos en cada una de las extremidades delanteras y de cuatro en las correspondientes del par posterior. Casi todas las razas caninas conocidas, tienen atrofiados o muy rudimentarios los pulgares, que no apoyan en el suelo y sólo muestran la uña netamente levantada respecto a la superficie de contacto con el suelo. Debe hacerse la salvedad de ‘Lundehund’, perro noruego que, tiene cinco dedos funcionales y un número superior de pulpejos o ‘almohadillas’ que, facilitan sus habilidades trepadoras. Este animalito, casi desconocido, es celosa y enfermizamente protegido estando absolutamente prohibida su exportación fuera de su nórdico país de origen, con lo cual no es extraño que se obvie su existencia al generalizar la anatomía de las extremidades de los perros.
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Morfología de los pies
Ya hemos apuntado que los perros apoyan, salvo la excepción antes dicha, cuatro dedos de las extremidades anteriores menos el pequeñísimo pulgar y los cuatro dedos, que complentan cada una de las traseras. La forma de los pies, sumamente variable, oscila desde el pie compacto, cerrado y corto, llamado ‘pie de gato’, hasta el ovalado, alargado y con dedos algo separados conocido como ‘pie de liebre’. Los dedos suelen arquearse con perfil convexo respecto a la línea del suelo y se asientan sobre pulpejos encallecidos, generalmente espesos y resistentes, que se conocen vulgarmente como ‘almohadillas’ estando exteriormente unidos entre sí por unas membranas interdigitales, a veces cubiertas de pelo, en las que se localizan las únicas glándulas sudoríparas funcionales, ya que todos conocemos que la transpiración en estos animalitos se efectúa por vía pulmonar. Las uñas no son retráctiles y presentan o deben presentar la punta roma, desgastada por el roce con el terreno.
Cuidados de las uñas en los canes
La diversificación de las razas reconocidas o no por las sociedades cinológicas internacionales y las actividades tan distintas que realizan unos y otros perros, hacen que los pies, incluidas las uñas, estén sometidos a condiciones de desgaste, encallecimiento y abrasión de muy diferente índole.
En algunas razas las uñas, de uno u otro color y contextura son largas y relativamente curvadas; en otras, cortas y potentes, pero la regla general en estos animales que no pueden ‘retraer’ esas formaciones córneas es que la acción de caminar al paso trote o galope induce un desgaste continuo por rozamiento y abrasión de las uñas de los dedos funcionales. La falta de ejercicio, de paseos por el campo, de salidas frecuentes a parques o jardines de muchos perros de compañía, que viven en pequeños apartamentos urbanos, produce un excesivo desarrollo de las uñas que al no dejar de crecer y no ser ‘limadas’ contra la tierra y las rocas durante el diario caminar o en los ejercicios zapadores, que muchos canes efectúan en el campo para enterrar un hueso o escarbar una madriguera de cualquier animal silvestre, adoptan formas y estructuras que pueden dañar al perro y provocarle deformaciones en las extremidades. Los pisos encerados, los suelos de parquet, el breve paseo por las aceras enlosadas de la manzana urbanística contigua al domicilio no bastan, y es necesario recurrir al corte periódico con unas tijeras-tenazas especiales que, si no se tiene experiencia, debe ser realizado por el veterinario.