Los primeros alimentos sólidos
Cuando los gatitos, perfectamente constituidos, sanos y que hubieran recibido de la madre una lactancia normal, cumplen un mes de edad deben comenzar a tomar pequeñas raciones de carne magra picada o pescado ligeramente pasado por la plancha, exento de espinas. De una forma natural, la gata comienza a retirarse de los jovencitos, pues los incipientes dientecillos hieren a la hembra en las sensibles mamas, y el dolor producido, unido a la desaparición aún débil del instinto maternal, irá propiciando el destete, que será definitivo a los dos meses después del parto.
La textura y calidad de los alimentos ofrecidos a los cachorrillos, así como la habilidad en la presentación de los mismos, pueden condicionar el éxito de una pronta adaptación al nuevo régimen de nutrición. Una papilla ligera de cereales en pequeñísimas cantidades será colocada junto a los gatitos, y si éstos no se deciden a probar en lenguetazos exploratorios su nueva comida, podemos incitarlos poniéndoles en la nariz unas gotitas, que lamerán con fruición. Superado el primer paso que impulse a los mininos a buscar el platito con la papilla, podrá sustituirse ésta, un par de veces por día, con carne magra fresca, muy menudamente picada, cruda o someramente pasada por la plancha.
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Cuando los animalitos hayan cumplido el mes y medio de edad deben casi exclusivamente alimentarse con carne picada y papillas, aunque puedan mamar ligeramente antes de acurrucarse junto a su madre para pasar la noche. El número de comidas diarias será de cuatro o cinco, ya que la capacidad digestiva de los gatitos es muy reducida y han de comer poca cantidad, pero durante varias veces al día, compensando la frecuencia con la cantidad de alimento, de forma que el balance sea correcto.
La limpieza de los pequeños es esmerada y la propia madre les enseña a realizar las deposiciones necesarias en el cajoncito sanitario tan pronto como sean capaces para ello, mientras que ella les limpia a lenguetazos durante los primeros días.
La leche materna es para todos los mamíferos prácticamente insustituible, ya que contiene, además de las sustancias nutritivas, vitamínicas y minerales esenciales para el desarrollo de los recién nacidos, una serie de principios que actúan como anticuerpos capaces de asegurar una cierta inmunidad inicial a los cachorros respecto a las enfermedades más comunes. Estos compuestos inmunizadores se encuentran en mayor concentración en los calostros y parecen disminuir progresivamente tras las primeras semanas de lactancia en la especie Felis catus. Por este motivo, los pequeños abandonados, sobrantes de una camada, son difícilmente criados artificialmente, además de las dificultades inherentes a la lactancia forzada, que habrá de ser iniciada cuando sea posible, tras algunos días, siete u ocho, en que hayan mamado de la madre. Los gatitos que se hayan habituado a partir del mes de vida a consumir varias raciones suaves de carne y papillas cereales crecerán sanos y alegres, pudiendo ser separados a los dos meses e incluso antes para integrarse a sus nuevos hogares.
Sin embargo, la adaptación a su nueva situación no sólo requerirá unas atenciones especiales en cuanto a la nutrición respecto a cantidad, calidad y frecuencia, sino que ha de incluir de forma ineludible la posibilidad de comunicación con el medio ambiente a través del juego, mejor con otros gatitos de su misma edad o, al menos, con sus propietarios, que pacientemente han de dedicar una parte de su tiempo a la formación del carácter.