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Eleccion de La Raza Canina

Una decisión difícil

Supuesta la aceptación de todos los inconvenientes y cambios que en nuestra vida puede suponer la adopción o adquisición de un perro, y dependiendo de que ya hayamos tenido la compañía de estos animales o seamos ‘novatos’ en la materia, se nos presenta una opción importante que podrá hacer variar el éxito o fracaso en las relaciones con el futuro miembro irracional de la familia.

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El desembolso inicial que habremos de realizar para comprar un ejemplar de buena constitución, aspecto sano e inmejorable ‘pedigrí’, no sería muy diferente en función de la raza, salvo para perros escasos y poco frecuentes. Sin embargo, este precio, lógicamente creciente en función de la ‘calidad’ del animalito, repartido entre los trece o catorce años de vida probable no nos resultará tan exorbitante.

La ganga o el cachorro ofrecido por un conocido a bajo precio no será, en la mayoría de los casos, un ejemplar perfecto de pura raza, con inscripción en los correspondientes registros de las sociedades cinológicas oficiales.

No obstante, ya decididos a realizar un gasto que puede parecer ocasionalmente muy elevado y supérfluo, hemos de meditar muy despacio la raza del perro que vayamos a integrar en nuestro círculo vital. Las preferencias estéticas, subjetivamente decisorias en la mayoría de los casos, especialmente en los amos ‘primerizos’, suelen demostrarse malas consejeras. Malamente podremos compenetrarnos con un dobermann, por muy bello que nos parezca, si deseamos un animal tranquilo, de compañía, que pueda vivir sin salir casi de un pequeño apartamento, como tampoco podremos adiestrar para defensa de nuestros bienes a un dulce cocker, aunque represente el tipo ideal del perro que siempte hemos deseado.

Muchas razas para funciones variadas

Los grupos cinológicos y las pautas de comportamiento de cada una de las razas nos orientarán en una primera aproximación respecto a la finalidad a que será destinado el animal que vayamos a adquirir.

Los aficionados a la caza, de acuerdo con la modalidad cinegética que practiquen, irán separando racionalmente y descartando aquellas variedades que se alejen de sus necesidades, pudiendo finalmente encontrarse con una lista de 10 ó 15 razas, más o menos similares y asequibles, entre las que efectuar la elección.

Una familia que desee un compañero fiel, guardián de sus bienes o integridad física, podrá obrar de análoga manera para separar en último caso las necesidades de espacio, ejercicio y alimentación de los finalistas.

Espacio y ejercicio: factores limitantes

Algo que se olvida con suma frecuencia en las consideraciones previas a la compra del cachorro es que el tamaño de nuestro can será muy diferente según la raza elegida. ¿Qué espacio definitivo podremos ofrecer al perro como alojamiento permanente? Un gran danés, de preciosa estampa y genio vivo no puede materialmente vivir en un piso de una ciudad sin ocasionar graves molestias a sus amos ni perjudicar la propia salud del animal. Pero no solamente el tamaño del albergue cuenta, es preciso, asimismo, tener en cuenta la necesidad de espacio libre que requiere el ejercicio mínimo a realizar por cada raza. Un perro de defensa como el bull-dog puede vivir en un reducido apartamento, así como el boxer, aunque
este último necesite mayor ejercicio al aire libre; pero un gran danés o bull-mastif dificilmente alcanzarán un equilibrio de carácter y salud si no disponen de un jardín donde expansionarse.