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Nidos de Aves

Nidificación

El período de cría seguido o simultáneo a la postura de los huevos de las aves estimula una serie de mecanismos fisiológicos y hormonales que provocan, en muchos casos, pautas de comportamiento muy especial.

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La construcción, arreglo y acondicionamiento de los nidos es un fenómeno típico de casi todas las aves, excepto los pingüinos y otras especies, y supone una tarea suplementaria para estos animalitos que solamente lo utilizan para incubar sus puestas y sacar adelante a sus polluelos.

Desde las gallináceas que anidan en el suelo o las acuáticas que eligen una isleta en el marjal, hasta los enormes nidos de las cigüenas, que tienen cientos de kilogramos de madera en ramas o los delicados recipientes semiesféricos de los colibríes; el nido, su construcción y posterior utilización, es una de las mayores preocupaciones del aficionado que desea conservar, reproducir y amansar a sus aves de jaula, pajarera o jardín.

Tipos de nidos

La cría en cautividad de muchos pajarillos, loros, nectarínidos o picos blandos, requiere además de múltiples condiciones medioambientales y nutritivas, ofrecimiento de la infraestructura de los materiales precisos para que las aves construyan su nido.

Existen especies que no se emparejan para procrear hasta no disponer de un lugar adecuado, caso del periquito común, o bien que requieren la previa nidificación de otras especies a las que parasitan, como ocurre con los cucos o con muchas viudas tropicales.

Existen dos tipos fundamentales de nidos, los ‘descubiertos’, generalmente trenzados entre el follaje de árboles o arbustos, o en el cómodo refugio de una jaulita de puesta. El otro tipo es el nido de cueva, que corresponde a los huecos de una sola salida, generalmente excavados en la arena (abejarucos), o instalados en las oquedades de los troncos viejos de los árboles: periquitos, picamaderos, colirrojo, etc.

La nidificación de uno y otro tipo ha de condicionar los materiales que debemos ofrecer a nuestros cautivos para conseguir su reproducción. Desde los toneles vacíos con un agujero de entrada, válidos para intentar la cría de papagayos, hasta la ‘jaulita-caja’ que los canarios rellenarán con pelote y plumas, formando un suave y semiesférico refugio, tenemos una amplísima gama de construcciones en que basar nuestro ingenio para incitar los sentimientos de perpetuación de la especie de nuestras aves de jaula.

Materiales de nidifación

En muchos casos el soporte puede servir como nido para muchas especies de aves, que utilizan oquedades de troncos y maderos. Otras como los tejedores elaboran auténticas fibras vegetales cortando, por ejemplo, las hojas de una palmácea y llegando a obtener ‘hilos’ de varios metros de longitud. La mayoría, sin embargo, utiliza un soporte básico: cajitas anidaderas, cestillos de esparto o copas de alambres sobre las que elaboran una construcción más o menos complicada con hojitas, pelote de cabra y oveja, plumas, papeles, e incluso los más extraños materiales imaginables.

Los pájaros constructores suelen confeccionar sus nidos con barro y pajitas, e incluso con la propia saliva solidificada como material exclusivo. En función de la especie que deseamos criar hemos, pues, de situar los soportes y materias primas básicas para que las propias aves elijan su nido o lo vayan configurando con los elementos idóneos o más similares a los que emplearían en libertad.