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«Diario de Xenai: Un Día de Juegos y Cariño Familiar»

Diario de Xenai – 5 de mayo de 2025

Hoy ha sido un día lleno de juegos y risas. La mañana comenzó con el sol brillando a través de las ventanas, despertándome con su cálida luz. Como de costumbre, fui directo a la habitación de mis papás humanos, Sara y Manuel. Sara ya estaba despierta, y me recibió con una sonrisa y caricias detrás de las orejas. Me encanta empezar el día así, con amor y atención.

Después de un rato de mimos, bajamos a la cocina. Sara estaba preparando el desayuno, y yo me senté pacientemente a su lado, esperando mi turno. Hoy no había nada especial en el menú, pero el simple hecho de estar con mi familia ya hacía que todo fuera perfecto.

Después de desayunar, Manuel sugirió que fuéramos al parque. "¿Lista para una mañana de juegos, Xenai?" preguntó con entusiasmo.

"¡Sí, sí, sí!" pensé mientras movía la cola con entusiasmo. No hay nada que disfrute más que correr y jugar al aire libre.

Al llegar al parque, vi a muchos de mis amigos peludos. Uno de ellos, Max, un labrador juguetón, estaba allí, y corrí hacia él para saludarlo. Comenzamos a jugar de inmediato, corriendo de un lado a otro, persiguiéndonos y saltando con alegría.

Mientras jugábamos, Max y yo decidimos hacer una carrera hasta el otro lado del parque. Corríamos a toda velocidad, sintiendo el viento en nuestros rostros y la hierba bajo nuestras patas. Sin embargo, en medio de la carrera, no vi una pequeña rama en el suelo y, antes de darme cuenta, tropecé y caí rodando.

"¡Oh, Xenai!" exclamó Sara, que había estado observando desde la distancia. Corrió hacia mí para asegurarse de que estaba bien.

Me levanté rápidamente, sacudiendo el polvo de mi pelaje y moviendo la cola para mostrar que estaba bien. "Solo un pequeño tropiezo", pensé, mirando a Sara con una sonrisa.

Manuel se unió a nosotros, riendo suavemente. "Eres una perrita muy valiente, Xenai. Siempre te levantas con una sonrisa."

Max también se acercó, moviendo la cola y dándome un suave empujón con su hocico, como si dijera: "¡Vamos, sigamos jugando!"

Después de asegurarme de que todo estaba en orden, volvimos a jugar, esta vez con más cuidado. El resto del día en el parque fue maravilloso, lleno de carreras, saltos y muchas risas.

De regreso a casa, me sentí un poco cansada, pero muy feliz. Sara y Manuel me dieron un buen baño, y luego me acurruqué en mi cama para una siesta. Mientras dormía, soñé con más aventuras y juegos.

Por la tarde, Sara y yo tuvimos un momento especial juntas. Ella estaba trabajando en su computadora, y yo me acurruqué a su lado, disfrutando de su compañía. A veces, me daba una palmadita en la cabeza o me rascaba detrás de las orejas, y yo cerraba los ojos de felicidad.

La cena fue otro momento emocionante. Manuel preparó una deliciosa comida para todos, y yo recibí un poco de pollo extra como premio por ser una buena chica. Hice otro pequeño baile de felicidad antes de devorar mi cena.

Antes de irnos a dormir, Sara y Manuel me llevaron a dar un último paseo por el vecindario. El aire fresco de la noche y las estrellas brillando en el cielo hicieron que el día terminara de manera perfecta.

Hoy ha sido un día lleno de amor, juegos y momentos especiales. Estoy agradecida por mi familia y por todos los momentos felices que compartimos juntos. No puedo esperar a ver qué aventuras nos traerá el día de mañana.