¡Hola, diario! Hoy ha sido un día increíblemente emocionante y, debo decir, un poco apestoso. Pero, ¡qué aventura! Todo comenzó temprano en la mañana cuando mamá humana, Sara, me despertó con su habitual «¡Buenos días, Xenai!» y una caricia en la barriga. Me encanta cuando hace eso, aunque hoy tenía un plan especial en mente.
Después de desayunar mi deliciosa comida para cachorros, mamá y papá humanos decidieron que era un buen día para ir al monte. ¡Sí! Mi lugar favorito en el mundo. No hay nada como correr libremente, sentir el viento en mis orejas y explorar cada rincón con mi nariz curiosa.
Llegamos al monte y, como siempre, me soltaron la correa. ¡Libertad! Corrí como una loca, zigzagueando entre los árboles y saltando sobre las rocas. Pero entonces, algo captó mi atención. Un olor peculiar, un poco fuerte y definitivamente intrigante. Seguí mi nariz hasta encontrar el origen: una especie de charco con algo dentro que no pude identificar, pero olía… diferente.
«Xenai, ¿qué estás haciendo?» escuché a papá humano, Manuel, llamarme desde la distancia. Pero yo estaba demasiado ocupada investigando. Decidí que la mejor manera de entender ese olor era… ¡revolcarme en él! Así que me tiré al suelo y comencé a rodar de un lado a otro, disfrutando cada segundo.
«¡Xenai, no! ¡Sal de ahí!» gritó mamá humana, corriendo hacia mí. Pero ya era demasiado tarde. Estaba cubierta de ese olor peculiar y, debo admitir, me sentía bastante orgullosa de mi descubrimiento.
Mamá humana me levantó y me miró con una mezcla de risa y desesperación. «Manuel, ven a ver esto. Nuestra pequeña exploradora ha encontrado algo… interesante.»
Papá humano se acercó y no pudo evitar reírse. «Bueno, al menos parece que se ha divertido.»
Después de mi pequeña travesura, seguimos explorando el monte, aunque mamá y papá humanos mantenían una distancia prudente debido a mi nuevo aroma. A pesar de todo, no podían dejar de reírse y comentar lo graciosa que me veía.
Al regresar a casa, mamá humana decidió que era hora de un baño. «Xenai, vas a oler a flores después de esto,» dijo mientras me metía en la bañera. No puedo decir que me encante el baño, pero el agua tibia y las caricias de mamá humana hicieron que todo valiera la pena.
Después del baño, me sentí renovada y lista para una siesta. Me acurruqué en mi cama y, antes de quedarme dormida, escuché a mamá y papá humanos hablando sobre lo divertido que había sido el día.
«Creo que Xenai tuvo el mejor día de su vida,» dijo papá humano.
«Sí, aunque no estoy segura de que quiera repetir la experiencia del olor,» respondió mamá humana, riendo.
Y así, con el sonido de sus risas y el recuerdo de mi aventura en el monte, me quedé dormida, soñando con mi próxima gran exploración. ¡Hasta mañana, diario!