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Preparacion de Coleopteros

Captura de ejemplares

La enorme cantidad de especies del orden Coleoptera, perteneciente a la clase zoológica de los insectos, oscila alrededor de 300.000, aunque se sospeche la existencia de otras muchas aún no
determinadas .

/+/+PREPARACION DE COLEOPTEROS

El estudio morfológico, sistemático y filogenético exige la formación de colecciones sobre las que efectuar las investigaciones precisas. Esta actividad del naturalista o del entomólogo necesita la
previa obtención de los ejemplares.

Los métodos de recolección, son múltiples desde la captura con manga o ‘cazamariposas’ hasta los cebos alimenticios o luminosos, ya que estos últimos se muestran sumamente efectivos para muchas especies. La recogida directa en arenales, troncos podridos, flores, etc., es también otra de las formas clásicas con las que podemos conseguir los bellos y curiosos insectos ‘acorazados’ por el primer par de alas o élitros convertidos en estuche endurecido.

Grandes ejemplares de Escarabéidos o Cerambícidos pueden ser capturados en perfectas condiciones de conservación, con todas las piezas de las antenas, patas y palpos maxilares, pero por un deficiente proceso de sacrificio, terminan destrozados e inservibles. La muerte rápida del ‘escarabajo’, se debe propiciar incluyendo el animalito en un bote de vidrio de cierre hermético relleno de viruta de corcho embebida en éter acético o acetato de etilo. De esta forma, el ‘pataleo’ del insecto sobre la capa mullida, impide el destrozo de los especímenes entre sí o contra las paredes del recipiente.

Preparación definitiva

Ya muertos los ejemplares, pero todavía frescos, se extraen del bote de transporte y sacrificio, dejando que se evapore el éter residual que pudiera quedar adherido con las virutas o el serrín.
Posteriormente, con un pincel muy fino se limpian todas las partes del insecto de las briznas que pudieran quedar pegadas a su cuerpo.

En función del tamaño, se preparan ‘pinchados’ por un alfiler entomológico o engomados, cuando son muy pequeños, sobre pequenos triángulos de cartulina blanca. Las normas clásicas vigentes para ejemplares de tamaño suficiente exigen que el alfiler entomológico, tenga un grosor acorde con el del tamaño del insecto y sea colocado atravesando el élitro derecho en la parte superior a un tercio aproximadamente del centro del tórax y de la línea superior del mismo. La punta del alfiler empleado debe atravesar limpiamente el cuerpo sin interesar las patas situadas en la parte inferior.

Una plancha de corcho, madera blanda o aislante sintético, del utilizado como envase de helados y otros alimentos, resulta perfecta como ‘mesa de preparación’. Clavado así el especimen. se procede a la colocación ordenada de patas y antenas, que se han de disponer en la forma más natural posible.

Con la ayuda de alfileres largos, que pueden o no ser de los llamados entomológicos se ‘apuntalan’ las maxilas, antenas, artejos de las extremidades, etc., dejando unos días para que ‘seque’ en completa inmovilidad y tapado con una campana de vidrio o ‘quesera vieja’. Una vez ‘disecado’ el insecto, se retiran los alfileres de apoyo y con el correspondiente entomológico que atraviesa el élitro derecho, se fija en la caja de colección o expositor, previsto para su almacenamiento y conservación. Las operaciones descritas, a pesar de su sencillez, deben realizarse frecuentemente hasta adquirir la destreza necesaria para ‘colocar’ correctamente los coleópteros.