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Decoracion de Terrarios Para Lagartos

Distribución de dimensiones

En la mayoría de los casos, los vivarios destinados para el mantenimiento y eventual reproducción de reptiles deben ser muy espaciosos con relación al tamaño de los especímenes alojados, pero los hábitat que requieren los lagartos ‘terrestres’ han de cumplir ciertas condiciones generales que favorezcan y potencien la perfecta adaptación de esos curiosos animales a la cautividad.

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La altura del recipiente será, por lo menos, tan grande como la mitad de la longitud, y la distribución de superficies debe permitir una aireación y ventilación perfectas, sin ‘corrientes de aire’. La cara vista de mayor superficie o frontal delantero será de vidrio o luna irrompible, así como la correspondiente posterior y los dos ‘costados’ pueden estar construidos en tela metálica ‘mosquitera’, de suficiente resistencia como para que no pueda romperse en un accidente fortuito, y de ‘luz’ o dimensión máxima del hueco tan pequeña como para evitar que escapen los insectos vivos que se suministran a los reptiles como alimento. La ‘tapadera’ o cara superior será también de la misma malla que los costados, dotada o no de tirantes que aseguren la tersura y perfecta colocación de la rejilla.

El volumen ‘ocupado’ por elementos minerales, vegetales, de alojamiento u ornamentales, no debe nunca ser mucho mayor de las dos terceras partes de la capacidad total, ni tampoco mucho más pequeño. Muretes rocosos bien asegurados entre sí y al fondo, con plantas naturales de todo tipo y zonas arenosas y herbosas, que pueden resolverse por el sistema de las ‘bandejas’ intercambiables, así como una ‘piscina’ gradual de escasa altura máxima y revestida en fondo y paredes por piedras pequeñas de río, que permiten una limpieza rápida y un intercambio fácil. Siempre es conveniente que este pequeño reducto líquido mantenga una cierta acidez, pH: 6,5-6,8 y contenga una pequeñísima dosis de sal gorda, disuelta a razón de 0,25 g por cada litro de líquido.

Disposición de las masas sólidas

Las masas pedregosas elevadas o pequeños muros y paredones han de situarse preferiblemente adosados a la pared trasera, ocupando la mayor altura en uno de los dos rincones o esquinas ‘posteriores’, de manera que el reptil pueda alcanzar la parte superior o rejilla-tapadera del terrario, para capturar, en su caso, los insectos que allí se posen.

En la parte despejada herbácea y arenosa deben situarse ramas o troncos perfectamente secos y limpios, nunca barnizados, rodeados incluso por hiedras u otro tipo de enredaderas o plantas trepadoras, de forma que los lagartos puedan subirse por esas ramas y ‘cubrir’ la mayor zona posible, desde la que capturar y devorar los insectos vivos que les sirven generalmente de alimento.

Lógicamente, deben situarse todos los materiales sólidos de forma que la vista del espectador pueda cubrir toda la superficie del terrario, evitando la colocación de primeros planos de rocas altas que proporcionen ‘áreas ciegas’, al permitir la ocultación de los animales en su parte posterior. Las pendientes han de planificarse también en forma decreciente, de atrás hacia adelante, permitiendo una eventual limpieza en el fondo anterior de posibles restos vegetales o animales. Los insectos que se ofrecen como alimento no deben nunca pulular en demasía y casi nunca es aconsejable la introducción de hormigas, avispas y abejas, que pueden herir, dañar o desilusionar a nuestros interesantes huéspedes.